La tendencia de creer en ídolos sin brillo, es una costumbre de estos últimos tiempos.
En vista que una gran parte se ha dado cuenta que es a veces muy fácil convencer a la gente con promesas falsas o infladas por la propaganda que no es otra cosa producto de la casualidad y se encumbran de la noche a la mañana en la ruta hacia la popularidad. En este caso especialmente la juventud, debe saber bien a quien creerle. Por eso lo más recomendable es que si se trata de tomar un partidarismo social o político que, sea fruto de la reflexión y no de la euforia del momento. Para decidir y elegir hay tiempo suficiente y tomar una buena determinación y no hacer el espectáculo de la semana vociferando a diestra a siniestra un defensa que no tiene razón de ser por estar fuera de la realidad. Con mayor razón si la preferencia es el resultado de la inexperiencia. Ser joven no quiere decir tomar una senda prematura o sin asidero legal como también los años no siempre son muestra de calidad, muchas veces es una vidriera de desaciertos que dejan entrever que se vivió por gusto. El joven mientras más estudia, va a tener capacidad para tomar determinaciones con plena madurez y su palabra será ley porque está basada en la verdad. Pero eso sí, hay que tener en cuenta; que si se trata de un verdadero líder, vale la pena, pero si es un comodín que se viste de un color para sacar beneficios, prebendas, dádivas; está condenado al fracaso. Es una lástima que siendo joven este labrando su propio desprestigio. Nadie se vuelve héroe antes de ir al campo de batalla: En eso deben meditar tantas personas que en plena época de estudio ya dan muestras de preocuparse por la realidad nacional. Esto es muy bueno, pero todo tiene su proceso. No hay motivo para adelantar las cosas. Si es el momento de estudiar, manos a la obra. Es que el futuro valor está en su etapa de preparación, no puede de ninguna manera querer estar en carrera cuando todavía camina con dificultad. Esto no quiere decir que debe permanecer apático a todo movimiento social, puede participar, pero sin adorar a luminarias de papel ni mucho menos hacer caso a ideologías, posiciones, de aquellos que por afuera parecen los salvadores que el pueblo espera pero que si se les mira detenidamente, solamente son hijos de la improvisación y del fanatismo que nunca falta cuando hay intereses creados de por medio. Eso es lo que actualmente prolifera como reguero de pólvora. Más no hay que ocultar que detrás de todo este corrousel de oportunidades, hay un interés de por medio que no se dice pero el que menos se imagina porque nadie da puntada sin hilo. Lo importante es saber distinguir muy bien quién es el bueno de la película, quién finge y quién es un real luchador de verdad. Los demás son adornos que siempre hay cuando está de por medio el dinero. No les interesa la condena de la historia con tal de recibir el billete que parece fuego cuando cae a sus bolsillos por ser el pago a la mentira y que al final se torna en inadecuado por ser un rezago de su mediocridad. Todo tiene su momento, romper esa ecuanimidad natural es como quitarle el agua a un ser viviente, va a tener dificultades en su vida futura. Por eso la juventud debe meditar en su rol que desempeña dentro de la sociedad. Si cree que esta para obedecer a intereses creados de sus mayores, obedecer a ciegas a todo lo que dice algún promotor de la farsa y de fantasías del cual saca provecho, si cree que está para salir en defensa de los ídolos de arena, ha equivocado su ruta del éxito. Nadie le dice que no tenga su corazón, pero está en la etapa de estudiar y no a servir de bulto de los que buscan cimentar un futuro aprovechando de la ingenuidad de las gentes porque son especialistas vendiendo bienestar y futuro, cuando eso no se compra en el mercado, ni gritando por las calles o tirando piedras, eso se consigue adquiriendo conocimientos plenos de modernidad en aras de un futuro con visión universal.