Perder la sagrada identidad que tiene toda persona y prestarse al juego sucio de intereses personales o de grupo y estar a sus caprichos; es una de las más censurables conductas del ser humano.
No es nada halagador ver a un individuo asumiendo roles que no les corresponde, preferencias muy lejos de su personalidad, si es que la tienen. Generalmente se asumen falsas posiciones por amistad, compañerismo, necesidad o simplemente porque se tiene el mal instinto de dañar a los demás sin tener en cuenta que el pueblo es testigo de las actitudes de toda la masa humana. Pasado el motivo que genera una inusual postura ¿Qué queda? Solamente una persona repudiada por la venta de su libertad y conciencia a precio de oferta. Si se habla de “desarrollo sostenido”, una nueva política con “tendencia al cambio total”, “identidad regional y nacional” pero a la misma vez la persona es de aquellas que lo falso vuelve cierto y viceversa. ¿Cuál es la transformación que se puede esperar? Hay personas que tienen su trabajo en distintas instituciones y solamente dedican su tiempo a ello pero jamás se identifican con las grandes masas necesitadas de la nación. Son muy felices en su mundo porque tienen todo y viven como si el resto del Perú no existiera, son dueños de una mezquindad alarmante y solamente dejan oír su voz de descontento cuando se quedan sin trabajo o cuando le quitan el trono, están al acecho para subirse al carro de turno y seguir muy sumisos al empleador de turno y así pasan su existencia pero jamás dan noticia que palpitan, proyectándose a la comunidad. Hasta que se jubilan sin pena ni gloria pero aún así, por ahí están que quieren seguir en algún puesto a cambio de su silencio porque eso siempre fue lo que vendieron nada más. Con gente que no da signos de vida, que se puede esperar. Es que se prestan para todo tipo de mandados, son los títeres de toda la vida, son manejados por los hilos de la casualidad. Fieles obedientes de la línea política de la institución a la que pertenecen, sumisos seguidores de los pareceres del jefe, pero que aparentan libertad de acción cundo no son otra cosa que esclavos del pensamiento ajeno. Lo que se quiere son hombres de convicciones, con dignidad moral y con la valentía para decir lo que piensan y no para ser difusores de la corriente de la muerte que propala quien piensa a través del dinero. Seguramente creerán que solo de pan vive el hombre por la que hay que agachar la cabeza y aunque se reciba todo tipo de vejaciones e improperios, hay que seguir aguantando porque de lo contrario se quedan sin piso. ¡Qué tal raciocinio! Estos conceptos totalmente desfasados en el tiempo y el espacio, son los que no dejan trascender al hombre dentro de su campo de realizaciones. Donde se ha visto que gobernar es sinónimo de reprimir los eufóricos sentimientos de los demás. Dónde se ha visto que para ganar, hay que destruir al contrincante con armas vedadas. Dónde se ha visto que el adepto a un partido, tiene que mentir desfigurar la realidad, acusar injustamente e insultar a la competencia para que gane su candidato. Dónde se ha visto que hay que ser promotor de la mentira y difundirla en apoyo al que quiere una curul. Si bien es cierto que ocurre en otras partes, debemos dar ejemplo de ecuanimidad. Si no nos gusta, simplemente no votemos por él y se acabó el problema. Para que intentar bajarlo de carrera a la mala. Si estamos eligiendo a nuestros gobernantes y debe ganar el mejor. No somos una patria de enemigos sino de hermanos cuyo único anhelo debe ser el bienestar de todos por ser la máxima misión del hombre sobre la tierra.