La instituciones de formación profesional son los entes más directos para cimentar los eternos pilares de nuevos vientos en base al desarrollo intelectual de los futuros baluartes del mañana, siempre y cuando cumplan con los sagrados objetivos de transformar la mente humana en base a los sabios conocimientos técnicos de primera línea.
Ahondando más en el tema, resulta aún más halagador cuando se asocian a la currícula educativa actividades integradoras que tienen mucho que ver con el arte, cultura y deportes. Sucede que para lograr el umbral de la excelencia profesional, deben conducirse por el mismo camino, otras enseñanzas espirituales, partiendo de la premisa que el hombre es un todo maravilloso con proyecciones infinitas y si la fuerza de voluntad es lo suficientemente cultivada; es capaz de lograr las más grandes hazañas de la cual es testigo la humanidad a través de la historia. En esta ruta de unificar el saber académico y popular, con las cualidades innatas de auténticos representantes de la sabiduría natural y volcarlos a la juventud ávida del saber; está transitando la Universidad José Carlos Mariátegui de Moquegua , al haber programado actividades, como Artes Marciales, Pintura y Dibujo, Escultura, Oratoria y Liderazgo, La formación del Coro Polifónico, etc por medio del cual los hombres que edificarán un mundo diferente para las nuevas generaciones; hoy tienen la oportunidad de elegir lo que más le gusta según sus habilidades innatas y dar rienda suelta a su creatividad y aperturar en sus entrañas nuevos horizonte de ventura en aras del desarrollo personal y educación del espíritu. La adquisición de más conocimientos afines a la carrera le da alas al joven para trascender en el tiempo y el espacio y proyectarse de manera efectiva en el firmamento de las realizaciones personales. Es que el fin de estas alternativas educativas es dar frutos a corto plazo en beneficio de las grandes mayorías. De lo contrario no tendrían razón de ser ni de existir. Para marchar al compás del mundo moderno, es necesario hacer fértil la mente y el alma. Ojala que mis palabras hagan en ustedes, lo mismo que hace el sol con la flor en capullo y surjan lozanos pétalos que perfumen el universo en cada amanecer.