LA COMEDIA DE TODOS LOS DÍAS

El hombre común y corriente mira atónito el acontecer diario a nivel país, donde ocurren  una serie de determinaciones que no van de acuerdo con la realidad nacional.

 

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En este segmento se cometen desavenencias que son de perfecto conocimiento público. Para algunos está mal las resoluciones  de los que tienen las riendas de la situación y para otros está bien. Depende desde que ángulo se les mira y según los intereses de cada observador de turno. Referirnos específicamente a cada uno de ellos sería mucho pedir. Por eso en esta oportunidad solamente nos vamos a centrar,  en las  actitudes que hay tomar ante esta avalancha de desatinos que pone a la población en un estado de zozobra e incredulidad y sobre  la perdida de la credibilidad en quienes deben dar paz y bienestar a toda la ciudadanía peruana. El hombre cuando no actúa con toda la transparencia del caso y de acuerdo al sentir de las grandes mayorías, es porque está presionado por las garras del poder, porque hace causa común a la injusticia y porque busca su beneficio propio. Desde este punto de vista, no es persona que se le pueda llamar como tal, ya que el que tiene sus convicciones sólidas, siempre se guía con sentido común y no inclinando la balanza a su favor o  al lado que más les conviene. Con su actitud no queda otra cosa que considerarlo inelelegible en todo el sentido de la palabra. Lo importante es que de todo lo que se ve nos sirva de enseñanza y no seamos uno de ellos, es que siempre lo malo se contagia rápidamente y por eso hay tener mucho cuidado ya que las tentaciones no faltan en la vida de una persona de éxito. Siempre hay quienes están al acecho para hacerlos caer. Es que en esta, vida hay personas que odian la honestidad y le encuentran mayor atractivo llevar una vida dentro de la corrupción y la inmoralidad porque le da mayores dividendos y hasta opinan erróneamente que de la honradez no se saca nada. Estamos viviendo una etapa difícil en la que el hombre por mayor comodidad es capaz hasta de matar. Por ascender es capaz de vender a su mejor amigo, por lograr un peldaño más puede convertirse en enemigo hasta de su propia familia. En este sentido, no solamente se realizan enfrentamientos bélicos en los campos de batalla, sino que a cada instante, por culpa de infortunados personajes la vida se convierte en un permanente conflicto y ese en realidad de ninguna manera, es el fin de la existencia. Por eso es recomendable la cordura,  la calma, la mesura, la ecuanimidad, la aplicación de ley con calidad humana. Si no ocurre así, resulta que la ley a veces no refleja justicia. Las órdenes deben ser dadas con el corazón y no para herir a nuestros semejantes. Las recomendaciones son innumerables y casi todos los conocemos, pero no se cumplen simplemente por            que no nos gusta el ordenamiento moral y espiritual pero no es la ruta que debe seguir toda persona que quiere trascender en el tiempo y el espacio y dejar huellas imperecederas para la posteridad. Por eso para ser una persona de bien, no basta leer y conocer la vida de los grandes hombres que engalanan la historia con su talento y bondad.  Lo que debe hacer la humanidad es ser uno de ellos y convertirse en lumbrera para las generaciones venideras o al menos tratar de serlo. No sería nada raro que en algunas personas aflore el genio creativo que todos tenemos pero que por la ambición no sabemos ni lo que somos ni a donde queremos llegar. Es que muchas veces, las falsas glorias obtenidas, nublan la visión y se nos va la vida creyendo que somos lo máximo cuando en realidad solamente hemos sido esclavos de nuestros propios defectos. Por eso, según nuestra reflexión; en Morir en defectos y renacer en virtudes, está la clave para ser un ganador.

 

 

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