Los días se vienen en una caravana incontenible de novedades, danzan los segundos y los minutos dan la hora en serenata diaria.
El mundo sigue en crisis y el hombre en su rutina de siempre, trata de servir a medias por ser su misión de siglos sobre la faz de la tierra. Prolifera la prostitución, el Sida está de fiesta, la delincuencia cobra poder, el ser desocupado ya no lo es cualquiera ni mucho menos es una lacra social. Ahora son héroes porque hay que ser bien valiente para afrontar la vida sin recursos económicos. En estos tiempos el obtener un título profesional, ya no es una proeza que asegura la existencia, solamente es un peldaño a la cima de la excelencia ya que solo triunfan los mejores. Los demás pasan a engrosar el ejército de profesionales sin ocupación definida porque los puestos de trabajo están ocupados por personas nombradas que con ciertas excepciones, sólo les importa el sueldo de fin de mes, más no su actualización de conocimientos y producción laboral. ¿Nuevos puestos de trabajo? Habría que pensarlo dos veces la forma de crearlos. Es un reto para los entendidos en la materia que seguro lo van a lograr porque hay profesionales que marcan la diferencia.
Los que ganan sueldos fabulosos por su propio esfuerzo o por oscuros designios, viven en la gloria. Por supuesto que algunos comparten su riqueza con el pueblo mientras otros creen que en este mundo van a ser eternos quieren adueñarse hasta del aire o que en la otra vida también existe el acomodo y la coima por eso están en plan de ahorro que hasta habría que matarlos para que suelten un sol. El Perú es un país increíble y de duros contrastes. El que estudia, el creativo, el innovador, el de talento natural; gana poco o nada inclusive y el que se cobija bajo la sombra del poderoso, sin los méritos suficientes, vive rodeado de todo. El que dice la verdad, lo encierran de inmediato en la cárcel de la indiferencia, o en el calabozo de la ingratitud, pero el que calla, le salen alas y hasta surca el horizonte con colores propios. Más no falta el que a cambio de dinero, mutila su moral, vende su conciencia y negocia su libertad y le pone grilletes a la verdad y engaña a todo el mundo como si la tierra se fuera a acabar. Se olvida que gira constantemente y en un abrir y cerrar de ojos se puede encontrar frente a frente con la orfandad o con la mano de la ajusticia. En esta vida, tarde o temprano, todo se sabe.
Por eso hay personas que en un tiempo fueron ángeles pero terminaron repudiados como una vil alimaña y si aún siguen en la palestra no quiere decir que ya se salvaron del juicio final, no hay que olvidar que Dios tarde pero no olvida. Todo tiene un tiempo de existencia e inclusive, el cinismo no es eterno. Vivir no es andar al acecho del error ajeno para cobrar por el silencio, no es aparentar pureza y vivir de las deficiencias de nuestros semejantes, ni mucho menos criticar los deslices para lograr abundancias económicas. No se puede vivir solo para eludir dificultades, para sobrellevar desgracias, aplacar el dolor de nuestros semejantes, arrancar una sonrisa al que padece. Toda la deshumanización del hombre se acabará, si se busca el origen de todo lo que está pasando que no es un castigo divino, sino deficiencias humanas. Si se arranca de raíz las causas de los males del mundo moderno, será otro el cantar. Cuánto tiempo se ahorraría en discusiones vanas, en acusaciones falsas. Los virtuosos del conocimiento humano tienen la palabra.