En gran parte de la humanidad se ha conmemorado el DÍA INTERNACIONAL DE LA MÚSICA por medio del cual se valora a una de las más hermosas expresiones del alma ya que es el dulce lenguaje que hermana a los pueblos del mundo.
Esta expresión divinal aparece a cada instante a flor de piel y en cada corazón enamorado de la vida y hasta en los rincones más alejados del planeta, emerge su mensaje unificando sentimientos por encima de razas, barreras idiomáticas, credos, etc. Bajo la magia del pentagrama musical caminan embriagados de placidez espiritual millones de adeptos a las melodías del alma y encaminan sus días por rutas maravillosas porque la música despierta las ansias de vivir y soñar por dimensiones increíbles de cordialidad. En nuestra patria roja y blanca existe una muy variada expresión musical debido a nuestra condición pluricultural, pero todas convergen hacia un mismo ideal ya que al ser una expresión genuina de las entrañas nativas, depara senderos de amistad en cada corazón pensante y la vida se enriquece de mística porque cada melodía es un aliento para la existencia. Más como nada se origina de la providencia, para bien de la música; que esta fecha sirva de reflexión y a los virtuosos cultores se le coloque en el sitial que les corresponde, otorgándoles el debido respeto y la categoría que deben tener de tal manera que irradien sus virtudes humanas a las nuevas generaciones y la humanidad goce con las inspiraciones musicales. Para que la música siga a ritmo indetenible, es preciso que el músico tenga el trato y las oportunidades que como ser humano se merece y pueda ofrendar sus bondades a las fértiles juventudes y siempre exista el mensaje musical en cada uno de nosotros como una ventana hacia la felicidad. En nuestro caso, el Perú entero musicalmente y culturalmente tiene la palabra. De su óptica precisa depende que nuestra música rompa las fronteras patrias y se proyecte por el orbe sin par brindando sus notas incomparables para beneplácito de los que aman a la música como una forma de vida.