Sobre la faz de la tierra, los hombres no son máquinas de producir solamente riquezas sin derecho al descanso y al sano esparcimiento pleno de familiaridad con su entorno.
Por eso, a la misma vez que es capaz de activar con sapiencia todo el complicado engranaje que motiva una mejor vida con esfuerzo y trabajo; también debe ser el productor de su propia distracción. En este amplio sentido, no hay nada mejor y efectivo que dirigir la mirada hacia el arte integral representado por el canto, la poesía, declamación, instrumentación, teatro, música clásica, ballet, muestras pictóricas, fotográficas, etc. El hombre es un ser eminentemente social y así como no es humano vivir escondido de la sociedad en completa orfandad y de vez en cuando dar signos de vida, sin participar de todas sus actividades normales. No es correcto ser totalmente materialista y dejar de lado la parte espiritual de la existencia. Cada uno debe ser un fiel promotor del arte u ocupación afín porque es la actividad que le da el sosiego y la calma frente a un mundo en crisis moral, social y económica, donde el estrés está a la orden del día. Es muy cierto que las obras civiles dan comodidad a la población ya que es hermoso vivir en una ciudad desarrollada y de acuerdo a la modernidad, pero sería una comunidad de autómatas sino hay eventos de tipo artístico, cultural, en la cual el espíritu tenga un rato de tranquilidad, serenidad, ya que se alimente de las cosas simple que nos depara este diario vivir. El hombre es capaz de lograr los más altos peldaños para llegar hacia el umbral de la excelencia pero para llegar a ello necesita ejercitar su autodominio individual y el ambiente que le enseña el camino hacia la realización personal es cultivar la fuerza interior con las bondades artísticas propias de las personas de mente universal. Ese debe ser el fin de los grupos humanos; incentivar la creatividad, a través de la sublimación del alma. Cada cual tiene sus gustos y preferencias bien definidas, una vez descubiertos con toda ecuanimidad, hay que encaminarlo hacia aquello que humaniza y lo hace feliz. Nada ni nadie debe truncar o detener el paso ascendente de las personas dotadas de fuerzas sobrenaturales, hacia logros divinales e imperecederos. Los escollos del camino no son más que pruebas para el fortalecido corazón que anhela nuevos vientos de prosperidad en razón a su lucha continua por un grato despertar. El premio mayor que para cada cual está asignado no es fácil de conseguir, siempre hay tropiezos por doquier pero está en uno alejar el espejismo que se cierne ante los ojos y venciendo lo imposible, buscar un claro en las tinieblas de la noche espesa. Es que ante todo interés particular, debe primar el concepto: “La cultura a conciencia es la puerta hacia el desarrollo y es la llave de la felicidad interior”. “No hay persona ajena al sentimiento espiritual y si lo hubiere, camina por el mundo sin rumbo fijo”. Por esta razón, es menester de cada uno; poner su granito de arena para fomentar la cultura popular que es la fuente de la sabiduría académica. Con esta actitud no solamente se energiza la persona sino que le da la vida y sepulta la indiferencia e ingratitud que hay con todos los iluminados por el talento divino. Le está dando la vida con un aplauso multitudinario que le nace de su propio corazón.