En la noche enternecida
por su bruma me sosiego
su misteriosa venida
a descifrarlo no llego.
Por la espesa oscuridad
del solitario paraje
voy tras la estrella que baje
y me brinde claridad.
Inspira serenidad
no siento mi alma dolida
es el punto de partida
para toda creación,
me convierto en leal canción
en la noche enternecida.
II
Cuando invade la penumbra
invita a la reflexión
una fiel meditación
a mis entrañas alumbra.
Mi poesía se encumbra
y de la tierra despego
en el cosmos más me entrego
que hasta llego al paroxismo,
al encontrarme a mí mismo
por su bruma me sosiego.
III
Mi horizonte se ensombrece
mientras avanzan las horas
y es que extraño las auroras
que da Dios cuando amanece.
Mi faz de nada padece
renace mi fe perdida
como por nada es vencida
me fascina la negrura,
le da tono a la natura
su misteriosa venida.
IV
El silencio sepulcral
de madrugada tan fina
entusiasmado me afina
mi visión universal.
Fiel ámbito nocturnal
me acerca al limbo sin ruego
y me inspiro desde luego
que el verso nace afectuoso,
al surgir mientras reposo
a descifrarlo no llego.
V
Ante la ausencia del día
ya no anhelo su presencia
se vitaliza mi esencia
de inusitada valía.
Mi ruta su paz ansía
germina un cielo en mi piel
a mi sangre su vergel
me da un ramo de luceros,
más libre forjo senderos
por ser con el mundo fiel.