De los otoños marchitos
Donde la calma es canción
Abre mundos infinitos
¡PARA LA MEDITACIÓN!
Si la palabra se ahorra
Se energiza la expresión
Y hasta la vil inacción
Del espíritu se borra.
Si la esencia se atiborra
De los espacios gratuitos
Los ímpetus inauditos
Hacen gala de paraje,
Y el interior es paisaje
DE LOS OTOÑOS MARCHITOS.
II
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En pos de relajación
Es muy bueno el aislarse
y con ello dedicarse
a generar fiel unión.
Sin injusta división
En pos de frondosos hitos
Acallan oscuros gritos
Que da un negro amanecer,
y en las entrañas del ser
ABRE RUTAS INFINITAS.
IV
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En las noches de abandono
Surge el alma como fiera
Y el hombre se desespera
Si da paso al vil encono.
Por eso es preciso el tono
Sin bulliciosa visión
Y con vida y corazón
Buscar el valle galano,
Que hay un sitio en el humano
DONDE LA CALMA ES CANCIÒN.
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Si el verbo da plenitud
por hay concentrado horizonte
No habrá razón que se afronte
Ajeno a toda virtud.
Si en el ser hay aptitud
En la máxima expresión
Al haber renunciación
La entraña se fortalece,
Y un bello norte florece
¡PARA LA MEDITACIÓN!
|
V
Si es que la brisa enmudece
Y la penumbra se calla
Si no hay la risa que estalla
El cielo interno engrandece.
Si de ruta se adolece
Tendrá la vida color
Y sin ningún sinsabor
Será luz de calidad,
Y da la oportunidad
¡DE CONOCER LO MEJOR!
2010-03-09
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