Me siento vasto de gloria
Al contemplarte a mi lado
Y a la vez reconfortado
Por el brillo de tu euforia.
En la brisa de tu noria
Y en tus prístinos veneros
Se abren nítidos senderos
Y perfuman mi confín,
Y la paz encuentro al fin
EN TUS OJOS HECHICEROS.

                           II

Con el fuego de tu entraña
Irradias solaz  descanso
Y prodigas el remanso
y a mi norte no lo empaña.
Más tu  fuerza tan extraña
Da horizontes placenteros
Y delega derroteros
Sin oscuro atardecer,
Y en la fuente de tu ser
VIVEN MILES DE LUCEROS.

                  IV

Me embriagas a cada instante
Con tu alegre resplandor
Y motivas mi esplendor
Con tu llama fascinante.
Tu luminaria brillante
Da un destello a mi  quietud
Y apaciguas mi  inquietud
Y das ruta a mi avanzada,
Y me arrullo en tu mirada
DONDE HAY MÁGICA QUIETUD.

Por eso en mi eterna noche
Eres tu mi única luz
Y haces liviana mi cruz
Y a mi llanto pegas broche.
De tu afecto haces derroche
Y de amor a plenitud
Y despiertas mi aptitud
Más allá de una quimera,
Pues sola es tuya la hoguera
¡QUE DA LUMBRE A MI VIRTUD!