Al ver tu rostro sonriente
vuelvo otra vez a la vida
por la fuerza de tu mente
que poderes me convida.
De verte no más de pronto
tan sólo es obra divina
por mi ser va que germina
nueva dicha que hoy afronto.
A mi esencia la confronto
y al mirarte complaciente
en mi ser no hay el poniente
pues me vienes con tu aliento,
hasta camino contento
al ver tu rostro sonriente.
II
Al oír tu voz cual trino
mi espíritu se enternece
y el dolor desaparece
con tu arpegio cristalino.
Es que tú eres dulce vino
para mi euforia perdida
un candor de amanecida
como el arrullo del viento,
por ser más que mi alimento
vuelvo otra vez a la vida.
III
Con tan sólo contemplarte
el milagro se ha cumplido
te busco muy decidido
y en tus mejillas besarte.
Nuevamente al abrazarte
bajo tu aureola imponente
le das cause a mi torrente
yéndose mi desaliento,
que realizado me siento
por la fuerza de tu mente.
IV
Al tocar tu suave piel
con lo tibio de tus manos
aperturas mundos llanos
en mi lírico vergel.
Tu carisma siendo miel
un albor que luz convida
y la pena en estampida
genera mi resplandor,
es que tú eres el calor
que poderes me convida.
V
Si no hay espacio en tu afecto
no me niegues tu presencia
te necesito de urgencia
pues tu cariño es perfecto.
Sabes tú solo el dialecto
para al fin reconciliarnos
y siempre poder juntarnos
en un mismo corazón,
más ya no exista razón
de volver a separarnos.
2009- 07-10