A la partida del vate
Hacia morada infinita
Es cual flor que se marchita
Que sin perfume no late.
Al no seguir en combate
Tan creativa faceta
Su horizonte de profeta
Deja una aureola de calma,
Pues se va un trino del alma
CUANDO FALLECE UN POETA.

                   II

De la existencia a la muerte
Es muy breve la distancia
Pues es otra la fragancia
Si el espíritu va inerte.
El silencio que el ser vierte
Deja una ruta incompleta
Y se nubla su planeta
Y su fuerza tan bravía,
Y al terminar la energía
SU INSPIRACIÓN YACE QUIETA.

                      IV

Una estrella menos queda
En el amplio firmamento
Si al dormir sin más aliento
Hay silencio en el aeda.
La historia misma se rueda
Al crisol del desencanto
Y bajo múltiple llanto
Palidece hasta el vergel,
Y Así deje huella fiel
LLEGA AL FIN SU ALEGRE CANTO.

Si en el sepulcro reposa
El crisol de inspiración
Es el fin de una expresión
Bajo paz maravillosa.
Fenece el verso y la prosa
Sin el mundano quebranto
Pero el recuerdo entretanto
Eterniza nueva senda,
o bien se queda su ofrenda
¡CUBIERTO DE NEGRO MANTO!