LOS BALUARTES DEL GRAN CAMBIO

Los que dirigen las actividades de un pueblo que apunta a ganador, deben ser realizadas personas con profesiones aparentes según la importancia del cargo, o tener habilidades afines al puesto a desempeñar y contar con la experiencia necesaria para trascender en todo momento.

No está permitido improvisados, oportunistas, recomendados, amistades de ocasión, porque de lo contrario no se cumplirá el objetivo al no haber una real productividad por desconocimiento del tema. No basta tener los más altos grados del conocimiento humano como para creer que se tiene la potestad de ocupar el puesto que le viene en gana. Hay que tener atributos para desempeñarse con calidad y evitar toda esta racha desaciertos que atañe a las poblaciones cuando están en manos de  personas que han llegado al sitial de honor por extrañas relaciones. Generalmente en el arte resulta imposible la suplantación, la usurpación de puestos, el acomodo. Hay que ser verdaderamente creativos, imaginativos e ir innovando a cada instante para no desfasarse en el tiempo y el espacio. Por que de lo contrario no habría resultados, si se coloca a personas que toda la vida  se han conformado con lo que son y amparados bajo un título, son simplemente continuadores de lo aprendido en  su vieja etapa estudiantil, pero nada de modernidad. Desde mi punto  de vista,  considero que habría más productividad si me enseña a tocar la guitarra el maestro Oscar Avilés, que un profesor de música que nunca trascendió en nada y solamente repitió toda su vida, la enseñanza que recibió en su época de aprendiz. Es que el primero trasmite energía musical a cada momento porque le nace del alma su inspiración, mientras que el otro es una académico sin mínima capacidad inventiva y es la razón que su vida trascurre sin pena ni gloria y solamente amparado en la buena voluntad del poder que lo mantiene en el podiun de la popularidad. En este sentido, cada cual  debe estar en su lugar, porque sería desastroso si frente a un equipo de fútbol está, un ebanista. Sería igual como si yo fuera mecánico y no se manejar un vehiculo. Acerca de este punto, es muy importante recordar el viejo refrán ZAPATERO A TUS ZAPATOS. Si no hay una verdadera valoración de los atributos de las personas y se actúa sin sentido y sin uso de razón, los  frutos serán como para no recordarlos jamás. Hago esta reflexión porque a lo largo y ancho de nuestra patria peruana, ocurre que más pesa la familiaridad, el amiguismo, la amistad, que el saber popular o académico. Como también resulta denigrante y fuera de época, si por esas ideas descabelladas que no faltan, no se le reconoce al artista,  o se le margina al que no ha nacido en el  lugar donde reside y no tiene opción a los puestos  de trabajo así brille como el sol; cuando el arte, las cualidades humanas, el innatismo, no tiene partida de nacimiento, no tiene lugar de origen, no tiene límites ni fronteras porque es patrimonio del mundo. El talento no tiene región, ni nacionalidad por ser fruto de la espiritualidad del ser. Ojala que las brillantes mentes que adorna nuestra patria peruana, aparte de sus grandes ideales; se humanicen cada día más, y se le coloque en el sitial a las personas en el lugar que se merecen. Será el momento en la cual la productividad intelectual cobrara dimensiones divinales y la vida se tornará del color de la esperanza.

 

 

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