La humanización del ser, aparte de conseguirse en la educación Básica Regular; o en Instituciones de Educación Superior, Técnica y Universitaria; también se adquiere en la Universidad de la vida.
En vista de las distintas alternativas, disyuntivas, que se presentan en la rutina diaria y la cantidad de saberes por aprender; la juventud principalmente, debe tener la capacidad de autoevaluarse, autoformarse y autoeducarse de acuerdo a su vocación. Por supuesto que los primeros indicios de realeza se adquieren en el hogar, pero luego; cada cual debe elegir su ruta hacia el éxito por encima de toda adversidad. Para ello hay lineamientos conductuales, en libros, revistas, Internet que le permitirán definir cuál es su rol dentro de la sociedad y convertirse en actor principal del despegue total de la patria. Se denota en estos últimos tiempos una gran inquietud por formar parte del devenir del país, llevado por su entusiasmo pero en algunos casos, sin la debida preparación. En su camino se encuentra con instituciones públicas o privadas, algunas con fines económicos, otros de partidarismos de turno, que forman líderes. Más si se evalúa ¿Quiénes son dichos gurús de la motivación, resulta que no son líderes ni de si mismos; entonces cómo pueden ser formadores del renovado modelo de peruano que todos ansían? El joven no debe querer volar antes de haber aprendido a caminar. Puede darse el caso que sólo hayan sido centros de concientización política o vendedores de sueños y lo único que saldrá después de tan magnífica instrucción; solamente sumisos y serviles que obedecen ciegamente al superior y trabajan para ellos gratuitamente, mientras las eminencias se la llevan todo. Ante la evidente realidad, lo que se quiere es una generación que actúe con plena libertad, sin grilletes mentales, capaces de edificar su hoja de ruta de acuerdo a la modernidad y con capacidad de crear, innovar, inventar, transformar lo existente, en base a sus capacidades intelectuales cimentado a conciencia, ajeno a toda ambicia; teniendo como única meta el bienestar de la sociedad. Es que de acuerdo a la nueva visión del mundo, ya no se quiere un técnico que solo repite lo que le enseñaron en un tiempo lejano, o se recrea en un escritorio por treinta años, más luego se retira sin pena ni gloria. El vegetar no es una forma de vida, como tampoco sólo, el interés monetario. El que muestra un sólo afán materialista al servicio de su entorno, es la más clara muestra de su egoísmo recalcitrante, al no aplicar sus dotes de sabiduría en las grandes masas a quienes azota la extrema pobreza. Qué significa para el gran cambio, el que sólo forma cúpulas, cofradías, para proteger al falso adalid y por tan oscura acción, recibe dádivas a costa de la ingenuidad de los que aún le brindan credibilidad. Qué beneficio es si la superdotada eminencia sólo obedece protocolos que se caen de añejos y no avizora con su sapiencia otras formas de vida feliz. Qué contribuye al Perú, una individuo, que el mismo Estado lo educó, pero no se proyecta con su sabiduría hacia dimensiones de superación en base a la ciencia y cultura. En este caso, no beneficia o impulsa en nada al desarrollo de la nación, sólo utiliza sus dones para subsistir junto a su familia y ese no es el fin. El ideal es profetizar el futuro, dejar huellas imperecederas para la posteridad y eso sólo se hace cuando la persona tiene proyección y es capaz de generar más conocimientos que permitirá solucionar el caos, la crisis que nos agobia y no tiene cuando acabar. Por eso, si hay una persona totalmente desprendida que busca la felicidad ajena y después ve la suya; es la indicada como para confiar en él, porque si es capaz de mentalizar a los demás con visión planetaria, en razón a sus ideales que irradia por doquier. Está más claro que el agua; las medallas, pergaminos y sendos grados, salvo notorias excepciones; no siempre garantiza una realización total de los grupos humanos. Hay también seres iluminados de generoso innatismo que marcan diferencia por sus cualidades, que si bien es cierto no fue motivada en Harvard, pero está a la altura o es superior a veces, al más conspicuo intelecto. Esto ocurre; por lo tanto todo aquel que ostenta tal inteligencia, está en el derecho de convertirse en constructor del nuevo Perú que todos anhelan para vivir en paz y pleno de amor. El talento muchas veces no tiene alma mater, es que hay seres bendecidos por la providencia con facultades mentales; que por los horizontes que depara, justifica cada vez más la existencia de Dios.