Al darme paz la natura
de su norte placentero
me incentiva su frescura
sin que me cueste dinero.
No existe mayor placer
que el valle de olor a fruta
me da una esencia absoluta
luego del anochecer.
Cuando empieza amanecer
el latir de su hermosura
un delirio me procura
olvido mi desamparo,
pues ya nunca me separo
al darme paz la natura.
II
El viento a las hojas mece
generando melodía
motivando mi alegría
tal dolor desaparece.
A mis entrañas remece
agigantando mi esmero
y por nada desespero
por tan inmenso cariño,
me arrullo cual fuera un niño
de su norte placentero.
III
Denota su encantamiento
real espacio singular
y su brisa sin cesar
despeja mi pensamiento.
Activa mi sentimiento
el afecto cobra altura
irradia sutil dulzura
mientras mi duda la resta,
de la muy verde floresta
me enternece su frescura.
IV
Es su fauna deslumbrante
los rumiantes en manadas
como sus aves aladas
dan sosiego fascinante.
Brindan música al instante
es una fiesta el sendero
y el paisaje verdadero
hace gala de realeza,
me da arrullo su grandeza
sin que me cueste dinero.
V
Mi espíritu fortalece
hasta el vaivén de una rama
un sentido que se inflama
el optimismo se crece.
Todo el orbe me enternece
se inspira mi corazón
y me aplico en la misión
con alegre sinfonía,
gozando de su armonía
se acrecienta mi visión.
VI
Con la tierra por preciosa
unen lazos divinales
y si me acosan los males
me da ruta generosa.
Es estancia majestuosa
por sus lluvias repentinas
las mañanas cristalinas
encendiendo mis candores,
que mares, ríos y flores
de mi ser son medicinas.
2012-08-20