LA REAL DIMENSIÓN DEL SER
Se que al mundo no he venido
para existir con dolor
por eso busco el amor
para vivir con sentido.
Así el mundo este perdido
Que más el oro prefieren
Aunque por bienes se mueren
Busco un ámbito diverso,
Por eso creo en mi verso
¡EL MUNDO QUE TODOS QUIEREN!
Si volviera a tener nuevamente la edad de la ilusión, no estudiaría nada más para aprobar el semestre, sino para toda la vida, porque solamente se es feliz a través de la adquisición del conocimiento actualizado.
Para aprender a valorar lo qué es la libertad, de vez en cuando; atraparía una mariposa de colores, o tal vez una paloma de grácil arrullo, o me encerraría en una jaula y me ataría de pies y manos para mirar el mundo desde la inercia de mis ensueños. Más para comprender el dolor impío del silencio, le amarraría el pico a un canario en serenata, para entender la falta que hace el canto en el recorrido apurado por este corto sendero terrenal.
Trataría de escuchar al tirano, al prepotente y explotador, para sentir mi mente bajo los barrotes de la cárcel de la injusticia y experimentaría lo qué es vivir con grilletes en el pensamiento y no poder decir nada para no ser acallado por el fuego letal de un fusil. Escucharía todos los insultos del mundo, para saber hasta donde llega su cólera y conocer exactamente la dimensión de mi paciencia sutil. Le haría una fiesta de agradecimiento a mis enemigos, porque gracias a ellos he aprendido a perdonar desde que Dios amanece. Buscaría al niño que padece de hambre y con el trigo que libre crece en el valle, le haría un pan caliente para arrancarle una sonrisa de satisfacción a sus sueños infantiles. Me volvería a enamorar, a parte de una mujer; de todas las que lucen en sus entrañas, un sentimiento maternal y que aflora por sus labios, con la ternura de una canción de cuna. Buscaría a los más ancianos para que me enseñen los caminos de la existencia humana, exentos de abismos y de agrestes precipicios. Es que ellos tienen el secreto de los misterios de la vida.
Me tomaría de las manos con todos los labriegos, porque a fuerza de trabajo denodado, tras dura jornada, hacen parir a la tierra una perfumada rosa y los alimentos que llenan la mesa, desterrando el hambre de la humanidad. Haría votos porque todas las mentes pensantes diseñen el mundo nuevo sin violencia que todos quieren para poder cristalizar sus más grandes anhelos de realización humana en completa equidad y humildad. De ser así, el sabio enseñaría al que no sabe y se consolidaría la hermandad universal bajo el calido arrullo del amor y el sosiego encantador de la paz.
Me levantaría más temprano que ahora y aspiraría el aire matinal, me refrescaría con la brisa mañanera y con la escarcha que se derrite frente al astro rey. Me extasiaría con el aroma de las flores de los jardines que anuncian eternidades y llenaría mis entrañas con la música romántica de los riachuelos cristalinos que dejan a su paso un halo de regocijo y trataría de descifrar el mudo lenguaje de un vistoso arco iris después de la lluvia en verano.
Cuanto quisiera, que así como hay avidez por los bienes materiales, joyas, oro, dominio, conquistas; también hubiese un profundo deseo de espiritualizarse para poder gozar plenitud de las bondades de la tierra. Cada vez nos alejamos más del suelo que nos da la oportunidad suprema de habitar a plenitud y no sumergimos en las aguas turbulentas de la indiferencia y de la ingratitud tan sólo por egoísmo al querer ser únicos dueños de esta faz terrena como si solamente para ser propietarios hasta del aire, hubiésemos venido a esta dimensión de ventura. Sueño vano, en vista que la felicidad está en compartir no lo que nos sobra, sino hasta lo poco que se tiene. Es que por querer todo para sí mismo, grupo o sociedad; ocurren hasta las nefastas guerras que solamente siembran desolación y muerte. Por eso quisiera empezar de nuevo, pero esos 18 años que duren una eternidad, para ser inmensamente dichoso. Es que si el tiempo avanza y el hombre no se humaniza, vamos rumbo al ocaso irremediable.
Yo quisiera que un día de felicidad en el universo, fuera como un siglo de afecto en todos los corazones del mundo, para que de manera total, puedan agradecer al ser supremo por la vida que tenemos y que nos permite mirar el orbe con el color de la esperanza, en aras del bienestar y superación personal, que es la meta más grande del ser humano.
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