Sin restarle valor a ningún acto cognoscitivo, el éxito no solamente se consigue a través del conocimiento que se adquiere en los centros de educación superior Técnica y Universitaria. Hay otras alternativas que hay que tener en cuenta si se quiere trascender en el escenario universal.
Es muy importante descubrir en su totalidad y sin exageraciones nuestros atributos, cualidades, condiciones, habilidades, en fin; toda la esencia del innatismo que los seres humanos tienen por ser la inteligencia un don natural. Si todo ese potencial de sabiduría que es el hombre; se encamina según lo que cada persona es capaz de hacer, en el menos tiempo corto posible y con facilidad; se llega al umbral de la excelencia así duren mil años.
El camino no es fácil, se presentan una serie de inconvenientes, barreras, escollos que no dejan ver la luz en todo su esplendor, pero si se tiene entereza, perseverancia y tesón, más se incide en la diaria lucha hacia el altar de la gloria, tarde o temprano se consigue la meta ansiada y se saborea en toda su dimensión, las mieles del triunfo. Más no vasta bregar duro, sino también nunca desmayar ni desesperarse y querer todo de golpe y de un momento a otro. Hay que seguir pleno de calma pero con paso raudo al umbral de los sueños. En todo momento hay que denotar bondad, entrega, desprendimiento, emprendimiento, simpatía y empatía, aparte de las anisas de superación. Tan sólo la paz y el amor en toda su expresión, abren las puertas de la estación superior de las grandes realizaciones del ser. En este sentido sin lugar a dudas, somos lo que pensamos, más para ello debe haber una perfecta comunión entre las, metas, anhelos, ansias; con la natura y el mundo que nos rodea. A parte de ello, jamás olvidar que hay que sembrar para cosechar, puesto que sólo el que da, recibe. En este caso, si hay egoísmo, avaricia, envidia, egolatría en el ser, no debe esperar milagros de la vida misma. Hay que emprender el camino hacia el éxito conciente consigo mismo de sus virtudes y defectos. Ir tomado las medidas correctivas para enmendar los errores y demostrar avidez por el aprendizaje, de tal manera que cada día que trascurre se aprenda algo más y que va servir para superar todas las dificultades que se presentan en la ruta hacia la felicidad. Somos el vivo reflejo de nuestra conducta. En este sentido, se puede ser sabio pero si hay hiel en las entrañas, no se llega al corazón del entorno donde vivimos. En virtud a ello, nada es por casualidad, por suerte o así lo quiso el destino. Todo tiene una razón de ser. Es por eso que la sabiduría en el ser indigno no lo transforma en bueno. La calidad humana viene con el ser y se perfecciona en la Universidad de la vida cuando cada cual es conciente de sus actitudes y aptitudes y quiere tomar altura en el tiempo y el espacio y dejar huellas para la posteridad. De lo contrario, así sea una biblioteca andante, no asegura una conducta aparente, ni ejemplar. Ante esta evidente realidad, el saber, más la humildad y la valoración de cuál es su rol sobre la faz de la tierra, da una persona que debe convertirse en adalid del desarrollo y el crecimiento de su pueblo, región, país o mundo donde transcurre la existencia. Más todos deben tener en cuenta que, nunca es tarde para transitar por los hermosos senderos de la victoria personal o de grupo, ni ese estado de dicha es tan sólo para los elegidos por la providencia. El planeta no se acaba mañana ni pasado como para pensar insulsamente que todo esta consumado y perdido y ya no hay nada que hacer como justificar una presencia vital en este suelo increíble. El éxtasis del goce supremo de haber servido sin esperar recompensa y del deber cumplido a cabalidad, está al alcance de todos si la sociedad encuentra la exacta labor que debe desempeñar con creces y visión universal, en el corto paseo terrenal.