La razón de la existencia es no ser simples consumidores de todo lo existente, sino creadores de su propio éxito.
Para llegar a ello, jamás la persona debe llegar al nivel de incompetencia. Pero para que una persona sea creativa, tiene que haber armonía en su vida íntima, en el entorno que lo rodea y la sociedad. Si la persona vive plena de afectividad en su espacio hogareño, va camino hacia el estrellato. Si es soltero y vive en concordancia con sus padres y hermanos y toma al primer amor como una hermosa experiencia y solamente hace caso a tal latido con madurez, va rumbo a su consagración personal. Si es casado y desarrolla acciones en comunión con la esposa e hijos, tiene su triunfo asegurado.
Nunca hay que olvidar que si con la pareja o el fin que se persigue, el enamoramiento, es eterno, el idilio, perpetuo y se acrecienta con los años; esa persona será más creativa. Es que el amor hace el milagro de motivar la inspiración. El amor es capaz de abrir de par en par las ventanas de la inventiva y origina las más fértiles transformaciones que deparan innovaciones. Por esta razón el amor no solamente debe ser pasajero sino al contrario; diariamente alimentarlo de tal manera que las personas sean fuente de afecto y se prodigue por doquier a cada instante de la existencia humana. Significa que todas las acciones que hagamos en nuestro diario existir, deben ser hechas con el más profundo amor. Nada debe ser por interés o para sacar provecho de lo más mínimo. Toda obra humana debe estar alejada del sentido económico como fin principal de la acción. Debe estar impregnada del más puro y santo sentimiento y es lo que se llama AMOR.
Es caminar juntos de la mano, sobre terreno minado y llegar airoso a la meta, con la misma emoción que se empezó, comulgando ideales en base a una comunicación afectiva. Amor no es pensar igual, no es ser de la misma raza, de la misma posición económica, de la misma edad, de la misma carrera. Amar es saber ganar y perder, encaminarse hacia objetivos comunes en pos de una vida unida por lazos imperecederos de dicha sin igual. Es robarse la confianza de la pareja con hechos y no promesas. Es establecer un clima de armonía entre las personas que sin haber nacido juntos, puedan comprenderse y hablar el mismo dialecto del entendimiento. Esa química misteriosa es la que permite querer y ser querido hasta más alllá de la muerte. El amor no se acrecienta, si la silueta es hermosa, sensual o exuberante, o la persona es apuesta y atractiva hasta más no poder, donde desborda el placer del sexo. Esta demostración sublime de amor físico es un complemento de la vida, pero no lo es todo. Es como dormir o comer que no se hace las 24 horas del día. Lo que engrandece el amor es cuando se le da el tono espiritual en la cual las dos personas se muestran en plenitud con sus virtudes y defectos y se aceptan tal como son porque han nacido el uno para el otro, lo que significa que hay afinidad y haber hallado el alma gemela, como decía en su poesía Amparo Baluarte.
Quien a sus acciones le antepone el amor, téngalo por seguro que va llegar a triunfar y ese éxito será verdadero y duradero. Nada ni nadie podrá ser una barrera a sus propósitos. El mundo es de los que aman de verdad. Por esta razón, demos importancia a un abrazo hecho con el alma, un apretón de manos, a una sonrisa, un regalo, un saludo cariñoso, una felicitación, a los rostros alegres, a un beso en la mejilla. Todas estas manifestaciones de empatía, hagámoslo con el más puro amor que nace de nuestras entrañas y verán que todas las cosas que realicen les saldrá muy bien. Es que el amor cuando es divino, enciende la hoguera de más amor.