A LA SOMBRA DEL AMOR

El afecto entre las personas cuando nace del alma, es la fuerza maravillosa que mueve al mundo porque todo gira en base a lo que dicta el sensible corazón.

No hay otra muestra de aprecio que lo iguale en profundidad porque es la energía divinal que proyecta a la humanidad hacia dimensiones especiales. Hablar de sentimientos que abrigan todos los seres humanos, es tocar un sensible motivo que se pone en tela de juicio a cada instante. Es que justamente lo que más falta en el universo es amor. Muchas veces lo que existe es una débil mueca de cariño que se da solamente por compromiso cuando el momento lo requiere, pero que sea de verdad y con la pureza del caso, es como buscar una joya en el desierto.

La falsedad opaca todo intento de dicha y la agobiante crisis que asola a los pueblos del orbe aquieta los escasos intentos de unidad espiritual. Lo que existe realmente es una cierta afinidad según las necesidades que la vida moderna exige y por intereses netamente personales, económicos y motivos inconfesables. Pocos son los que tienen tiempo para pensar en sí mismo. El fin principal es acumular riquezas por doquier de la manera que sea, por medios legales o ilegales pero en el mínimo plazo posible. El estudio y la profesionalización son buenas alternativas para un desarrollo sin fronteras, pero hoy en día, hay ciertos baluartes que utilizan oscuros medios para conseguirlo sin quemarse las pestañas y alcanzan cumbres increíbles gracias al dinero que hace realidad todo sueño vano. Si se analiza otros segmentos con imparcial punto de vista, sucede lo mismo. Más prima la consecución de estados materiales y se deja de lado el bienestar comunitario en base a bondades celestiales. Es que se atropella a diestra y siniestra para conseguir tal cometido de bonanza pasajera y disfrutar de una popularidad de fantasía, sabiendo que si el oro fácil viene, de igual forma se aleja. Más que cae en desgracia, hasta el que no es su enemigo, quiere que se hunda más aún. Pocos son los que se compadecen de su crítica situación. El que tiene un trabajo estable camina por sobre las nubes y así gane poco, se siente con derecho a ser soberbio y se da una importancia que no la tiene por su poca efectividad.

En realidad, cada cual va por su lado como si viviera solo sobre la faz de la tierra. No interesa quien llora, padece o sufre. Lo único que importa es la falsa posición social que representa aunque sea de la boca para afuera. Más la acción de compartir y de ayuda mutua no está en el diccionario del ambicioso y egoísta que mira el futuro a través de su indiferencia contra el talento promisorio. Ante la visible adversidad, nadie se explica por qué tanta hiel, desatino, maldad, violencia, guerras, si la clave del éxito es una sola y está al alcance de todos los que quieren existir eternamente. El que trabaja debe dar servicios a la comunidad sin esperar recompensas.

El que gobierna, sosiego y bienestar a los habitantes de su país y toda la población, y en perfecta comunión propender a un futuro mejor de manera solidaria. Quién no sabe que no se puede vivir como el agua y el aceite bajo un mismo sol. Ya no hay secretos para obtener el triunfo. La acción de ganar es un deber de todo ser consciente. La prosperidad es un umbral al cual nadie debe mirarlo como algo inalcanzable. Lograr una hermandad sin idiosincrasia es un clamor general. Todos debemos tener objetivos comunes e ideales planetarios y tener muy presente que el único fin, es vivir plenos de felicidad y para nadie es extraño que solamente se logra dentro del amor, justicia y la paz.

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