ENTRE EL NACER Y MORIR

Una mirada alegre que invita a conversar, una sonrisa que invoca amistad, una actitud dinámica, una respuesta coherente, una forma de expresarse sin titubeos demostrando aplomo y confianza en la persona, deben ser la carta de presentación de todo aquel que se quiere convertir en protagonista de su propio destino.

Ahora, si esa imagen de triunfador se le añade una buena dosis de bondad, creatividad, entrega y convicción; dicha persona no tendrá problemas para lograr la cima del éxito. Ser poseedor de tales cualidades, dan la aureola de una persona ganadora y esa viva esencia que se luce, contagia, subyuga, embruja y abre las puertas hacia más realizaciones que parecían lejanas, ya sea en el campo del conocimiento social, laboral o económico. El amor enciende más amor y la gloria lleva a más gloria.

Esa inconfundible energía que se luce en cada acción humana apertura horizontes de ventura en uno mismo y origina nuevos rumbos en los que nos rodean. Cuando se es un guía modelo y ejemplo a seguir en la comunidad, se está labrando el camino hacia el umbral de la excelencia con méritos propios. Pero para llegar a ello hay que empezar desde abajo. Buscando la espiritualidad con las buenas acciones; sensibilizando el alma de tal manera que puedas comprender a los demás y puedas enseñarle el camino a su despegue sin final. Trata de encontrarte a ti mismo. ¿Cuál es tu misión en la tierra? ¿A qué has venido a este mundo? ¿Cuál es tu rol para con la sociedad? ¿El mundo está en crisis? ¿Qué puedes hacer para cambiar el dolor por una mirada feliz? Todos tenemos algo en nuestras entrañas que puede ser útil en la solución a los problemas. Tratemos de hallarlo con la calma que da la experiencia en estos casos donde se define el futuro personal  ¿Con qué armas contamos para no ser uno más sobre la faz de la tierra? Cuando nos demos cuenta qué somos realmente, cada cual sabrá qué le falta para nacer en flor y haciendo acopio de sabiduría, recién se convertirá en el líder que siempre quiso ser y que el mundo necesita por ser creación divina.

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