Todas las personas tenemos distintas formas de actuar en las tareas diarias en la cual nadie está libre de cometer errores. Ante estas circunstancias, cuando hay equivocaciones leves o garrafales, no hay que perder la calma, sino al contrario, entrar en un estado de reflexión y la mejor manera es hacerle ver en qué consiste, para que en otra oportunidad, tenga más cuidado y no vuelva a caer en otro desliz.
El hacer todo un laberinto con gritos histéricos, fue una práctica que ya duerme en el rincón del olvido para siempre. Pero también hay que tener en cuenta que la persona no debe acostumbrase a cometer errores y creer irónicamente que con un simple ¡perdón! o el mundialmente conocido ¡me equivoqué! Ya está todo solucionado. El ideal de toda persona es ejecutar un trabajo cada vez con mayor calidad para de esta manera haya más productividad. Solamente cuando la persona es competente logra más funcionalidad. Ello se logra si se conoce bien el trabajo que se está realizando y lo hace pleno de concentración. A más compenetración en las labores diarias, menos resultados inesperados. Toda acción se hace en forma distraída, está sujeto a fallas imprevistas.
Es preciso trabajar con los cinco sentidos bien puestos en las acciones que estamos realizando. Sólo así habrá cada vez más perfección en nuestros actos. Todos tenemos aptitudes, capacidades, cualidades innatas y si muchas veces se cree que no tenemos dotes naturales, es porque no nos hemos analizado a conciencia nosotros mismos y al saber la realidad, no las hemos desarrollado con calidad humana. Por eso se hace necesario invocar, valoremos nuestras habilidades y verán que somos capaces hasta de las más grandes hazañas. Si no hubiese en nosotros cualidades innatas, no todo está perdido, se queden adquirir con tesón, con fuerza de voluntad más conocimientos en la cual tendrá mucho que ver el medio ambiente en que se desarrolla la existencia y las personas de nuestro entorno. Si nos trazamos metas hacia la sabiduría popular y académica, podemos decir con toda seguridad, que estamos labrando el éxito con nuestras propias manos. Después de esta reflexión, entonces solamente nos queda poner manos a la obra. Hoy es el momento, mañana puede ser tarde y pasado mañana, de repente ya no estemos viviendo para contarlo a colores.