LA DOLOROSA VERDAD

Lo que no nace no crece, en este sentido, pensar que si a una persona se le capacita de acuerdo a su especialidad con toda la modernidad existente, es suficiente para que aumente su nivel  de conocimientos y su ofrenda sea positiva; hay cierta duda.
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Sin que esta sea una regla general, porque siempre hay excepciones; para nadie es una novedad que hay profesionales que han llegado a tener un titulo de pura casualidad. Hay quienes querían ser médicos pero como no alcanzaron el puntaje, y para no quedarse sin estudiar porque aparte de aprender, no sabían hacer otra cosa, siguieron la carrera de educación. Como también hay quienes querían ser ingenieros, enfermeros,  pero por falta de medios económicos y como apenas egresan, el trabajo los espera y ya ganan su sueldo, por eso terminaron siendo policías. Y ahí están, claro que cuando rememoran el pasado no quieren  ver el uniforme ni en pintura, pero que van hacer, si esa es su realidad y no hay otra. También se ha podido comprobar y de manera muy  confidencial que hay quienes querían ser sacerdotes y terminaron siendo abogados. Como hay también quienes anhelaban ser contadores, administradores, etc., pero al no tener una oportunidad de estudio, aprendieron un oficio de acuerdo a sus habilidades o innatismo y ahora son los mejores en su rama y viven cómodamente. En esta vidriera de exhibiciones, también hay un grupo que se profesionaliza por extraños métodos, artimañas y medios y después de terminar con todos los honores posibles, nunca trabajan o se dedican a otras actividades porque sus capacidades técnicas dejan mucho que desear. A este segmento inverosímil, si tratan de renovar sus conocimientos, tendrían que estudiar de nuevo. De acuerdo a mi imparcial entender; considero que la persona es más productiva cuando se desempeña en lo que tiene vocación, previo estudio por supuesto. Aquellos que se encuentran en el lugar que jamás quisieron ni pensaron, inclusive hasta ahora no saben como llegaron; podrán asistir a cursos de capacitación, estudiar en Harvard, adiestrarse en  otros planetas, pero jamás el rendimiento va a ser igual a la persona que le nace una carrera porque el deseo de servir y la creatividad, no se compra en la feria, ese don divinal  nace con uno y se perfecciona solamente espiritualizando la existencia diariamente. Que no se  repita el caso de aquellos, que cuando postulan a un trabajo donde le piden producción literaria, se vuelven poetas, escritores ensayistas, periodistas, críticos de la noche a la mañana, pero todo es plagiado. Dejan entrever que  engañarse así mismo y a la comunidad es su mayor virtud. Peor aún  si toman a la profesión solamente como un medio para amasar dinero o  para mejorar de posición social y laboral. Da la impresión que hay personas que solamente viven pensando en lo que van  a cobrar a fin de mes y sus necesidades primarias, pero mas allá de esa minúscula pantalla personal, el horizonte es oscuro por carecer de visión trascendental. Por eso reflexionando en voz alta, así como están las cosas, se podrán ver mejores frutos si cada cual revoluciona su mente y conciencia y se adapta a la realidad existente. Se baja de su nube, es leal consigo mismo, analiza sus limitaciones que con  toda seguridad los tiene, amarra su ego que le ha dado la imagen de eminencia cuando por dentro esta a un paso de la  decadencia, se hace un examen de conciencia de dos meses por lo menos para que sepa en realidad ¿quién es? y sin orgullo, vanagloria, pedantería, o prejuicios, agacha la cabeza y se pone a prepararse en aras de ser productivo. De ser así, la sociedad se lo agradecerá eternamente, de lo contrario seguiremos  siendo testigo del eterno desfile de intelectualidades en el carro del oportunismo, mientras que la ruta hacia el crecimiento y desarrollo se desintegra porque la conducen personas que no han aprendido a mirar más allá de lo que ven sus ojos.

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