EL SUEÑO DE LA HUMANIDAD

Querer abarcar mucho en la vida no es recomendable para lograr el éxito.

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Preferible es realizar toda tarea que está a nuestro alcance y se pueda contar con el tiempo y la capacidad  suficiente para conseguir el triunfo que se desea. Cuando se quiere saber o tener de todo en el tiempo más corto, se puede pecar de ambición. Todo tiene su tiempo y espacio estipulado. Es lógico que el hombre tenga aspiraciones de grandiosidad y sueños. Que anhele salir de lo rutinario y ascender a las estrellas. Todos tienen esa ilusión y que tarde o temprano se cristaliza. Quizás el hombre jamás se sienta conforme o contento con todo lo que ha hecho, siempre hay una meta superior por lograr. Por supuesto que todo afán de trascendencia debe estar encaminado por el sentido común. En estos casos querer ser superior, por orgullo, pedantería, por ser más que el otro, exhibicionismo; en realidad a nada bueno conduce y lo único que se logra es ser el  hazmerreír de los demás, pues nuestro entorno es el mejor juez. Hay personas que económicamente tienen lo suficiente pero aún quieren más. Igual pasa con el estudio, pero es preferible saber una materia  bien, que tener varias ocupaciones y no desempeñar ninguno con altura. Quien acapara todo lo que existe y trata de hacerlo suyo de cualquier manera tan solo por egolatría, está yendo camino su propia destrucción. La capacidad humana es impredecible pero hay aptitudes que sin tanto esfuerzo salen a luz y dan frutos de la mejor manera. Lo importante es descubrir para que somos buenos, y sobre esa pista desarrollar aún más nuestras facultades y tratar de dejar huellas imperecederas porque ese es el fin supremo de la humanidad. No se concibe la idea que exista un ser humano que viva por vivir y pase desapercibido toda su existencia terrenal. Para algo tenemos habilidad. Lo importante es saber cuál es y luego ejercerla en su máximo esplendor. Hay personas que logran el éxito de la noche a la mañana y otros se demoran toda una vida y en el último tramo de la existencia consiguen el umbral de la excelencia. Sea cual fuese el caso, ambos son ganadores. Lo esencial es lograrlo tarde o temprano. Todo depende de las satisfacciones que depara y se pueda dar a los demás. En esta lucha por buscar felicidad, siempre hay inconvenientes por la presencia de personas que se sienten sumamente dichosos ante la desgracia ajena e inclusive tratan de hacer caer al que se esfuerza por mejorar su estado actual. Son sumamente felices con el dolor ajeno, pero también hay otros que se sienten complacidos del triunfo de los demás. Son una minoría, pero tratemos con nuestro concurso, acrecentar esa legión de personas desinteresadas que valoran el accionar de nuestros semejantes. No hay nada más hermoso y se siente la satisfacción del deber cumplido, cuando actuamos con justicia y conciencia para alegría de los demás. Nada cuesta ser sincero con la ciudadanía, no es difícil decir la verdad. Una palabra realista hace el milagro de originar credibilidad en el pueblo. Entonces sabiendo cómo se debe actuar, no es correcto que se incurra en la mentira con el fin de obtener beneficios que a la corta y a la larga se desvanece el logro por venir del aire. Entonces hay que crear y andar sobre bases sólidas donde nadie tenga que dudar de nosotros. Para ello hay que actuar y hacer lo que nos corresponde sin querer ser dueño del mundo porque  hasta el rincón más alejado de la tierra tiene propietario. Por eso hay que tratar de ser el legítimo heredero pero de conocimientos modernos, de acuerdo a nuestra idiosincrasia y que aperture caminos de ventura para el que más necesita. Abra  sendas de gloria para el que es marginado. No hay senderos por descubrir, lo que falta es hacer la ruta  amena, llevadera donde no, andemos solos sino en masas humanas hacia un mismo norte que muy bien pueda llamarse con el nombre de bienestar planetario. Ese debe ser el máximo anhelo de la humanidad. Otro camino no existe. La dicha del universo reside en nosotros mismos, tratemos de irradiar ese halo cósmico de tal manera que todos podamos vivir en paz.

 

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