Me acongoja la aridez
Que luce la tierra mía
Es que junto a la sequía
El hambre azota a la vez.
No existe la placidez
No falta quien anda muerto
O navegante sin puerto
a costa del insensato,
por eso riego sensato
CON LÁGRIMAS AL DESIERTO.

                            II

Abunda faz desolada
Si es que el silencio dormita
al viento el polvo se agita
y la ruta es enterrada.
Por noble senda olvidada
Donde el mañana es incierto
Florecerá un bello huerto
Con vegetales lozanos,
Y araré hasta con mis manos
EN POS DE UN FUTURO CIERTO.

                                IV

Buscaré bajo la tierra
Todo líquido elemento
Y con tan divino ungüento
Se aliviará la cruel guerra.
Al ser quien la hiel soterra
Donde la estella no brilla
Hará el milagro la trilla
Mientras la sed se derrota,
Y habrá el agua gota a gota
DONDE NO HAY UNA GAVILLA.

Con la sabia de los ríos
Germinará la simiente
Dando una mañana la  gente
Siendo verdes los sembríos
Así vengan días fríos
Y se aleje la otra orilla
nadie hincará la rodilla
ni el dolor será sorpresa,
y por tener un  pan en mesa
¡HE DE SEMBRARTE SEMILLA!