Que la muerte del Señor
En la cruz, nos unifique
Y la justicia se aplique
En aras de lo mejor.
Con elocuente fervor
Todo aquel que desencanta
Que sea quien adelanta
Su cambio por la honradez
Y el mal no ocurra otra vez
COMO EL SER LA LEY QUEBRANTA.

II

Las calles de la ciudad
Son peligro verdadero
No falta el indigno artero
Que hasta agrede sin piedad.
Ante oscura mezquindad
Que cambie su posición
Y emule la gran  misión
Del santo padre en presencia,
Y rinda honor a su esencia
¡EN HORAS DE REFLEXIÓN!

V

El divino dio escenario
A la humildad sin medidas
Y ante las rutas perdidas
Brindó apoyo solidario,
No tuvo afán pecuniario
Ni riqueza en su misión
No más puso corazón
Y su fuerza espiritual
Y hoy  se quiebra la moral
TAN SÓLO POR AMBICIÓN.

Hay también la autoridad
Que nublado en el poder
Se hace rico por placer
Y explota a la sociedad.
Que encuentre su identidad
Y su hidalguía reactive
Y no sea quien se inhibe
Que el cielo dará su vía,
Y aunque parezca utopía
LA CONCIENCIA SE MOTIVE.

VI

El desadaptado cruel
Es amenaza constante
Se convierte en asaltante
Y desparrama su hiel.
Más santigüe su papel
Y ser el que se agiganta
Que si al caer se levanta
Recibirá bendición,
Y  en pura meditación
CONVERTIR LA FECHA SANTA.

El político influyente
El de la nula promesa
Aduce que se confiesa
Pero a cada rato miente.
Al haber tan mala gente
Que tome  rumbo feraz
Y en DIOS piense si es capaz
Sin  un panorama adverso,
Y al fin en el universo
¡EXISTA EL AMOR Y PAZ!