ETERNAMENTE JUNTOS

En el bucólico pueblo de  LA ESMERALDA, enclavado en plena sierra  sur de Moquegua, vivía Flor de Luna  y era una belleza natural,  que  ya empezaba a lucir sus quince años con todo su mágico esplendor.

 

Más se dedicaba al pastado del ganado y labores agrícolas que al estudio por la lejanía que quedaba el colegio y por lo escarpado del camino con agrestes quebradas. Entre los jóvenes del lugar, era el sueño dorado pues tenía un encanto de lo que poco se vía por esos parajes tan distanciados de la civilización. Tenía unos ojos grandes y soñadores, cabellos algo castaños, labios carnosos y una silueta digna de una reina de ensueños, pero ella no le daba importancia a sus atributos y se portaba como toda chica de su edad con la gente del pueblo.

En el poblado más cercano, denominado BELLO SOL, enseñaba el Profesor José, el era el único en la escuela y por lo tanto se encargaba de todos los  grados de primaria por ser la población escolar muy pequeña. El gozaba de una excelente solvencia económica, provenía de un hogar de gente adinerada y de muy buena posición social y que por su gran vocación de servicio se dedicaba a la labor educativa. Tenía su madre muy enferma pero apresar de todo era, el tipo de persona que debido a su rancio abolengo, guardaba cierto recelo y distancia con otras clases sociales que según ella, eran de menor categoría. Necesitaba del cuidado de una persona que sea hacendosa para que le de su medicina, la saque a pasear y más que nada la acompañe, pero la quería permanente y que no se valla y la deje cuando más se le necesita.

 En una de esas tantas mañanas en que José recorría el valle en aras de afianzar más la educación que le brindaba a sus jóvenes alumnos, tuvo la oportunidad de conocer a Flor de Luna y desde un inicio se quedó prendado de su natural donosura.

–       Hola-

–       Buen día Maestro-  Ella le respondió tímidamente –

–       Soy José el profesor de la escuela y tu

–       Yo me llamo Flor de Luna –

–       Pero que bonito nombre – contestó José entusiasmado.

–       Gracias maestro –  y ella siguió su camino rumbo a la chacra para realizar sus labores diarias.

El tiempo fue pasando  inexorablemente y para José se le hacía  cada vez más necesaria la presencia de Flor para conversar  de todo lo que ocurría a su alrededor. Es que en la comunidad pocas eran las personas  jóvenes con quien compartir ideas. Se indagó donde vivía y por donde pasaba el día, hasta que la volvió a encontrar y conversaron amenamente

– Hola Flor de Luna –

– Buena tarde profesor-    una sonrisa afloro en los labios de Flor.

– ¿A dónde vas Flor?

 A dar agua al ganado al río,

– ¿Te ayudo? – ella sonrío –

– No profesor, yo lo puedo hacer sola, hasta luego.

Más desde ya fue naciendo una profunda amistad y admiración de parte de José hacia Flor de Luna.

En otro encuentro así furtivo, José le habló de su proyecto para que cuide a su madre, pero ella le dijo que no estaba acostumbrada a brindar ese servicio, además tenía que conversar con sus padres y que lo iba a pensar porque quizá no se podía acostumbrar en la ciudad porque toda su corta existencia había vivido en el campo y por último le hacia mucha falta sus padres que ya eran muy ancianos.

Conversó José con los habitantes de más edad del lugar y le aconsejaron que nunca iba ir a ola ciudad, más bien  que si se enamoraba de ella y se casaba, ya como esposa  la podía llevar a su casa y  no habría problemas, pero que dicho matrimonio tendría que ser para toda la vida por ser cost7yumbre del lugar. José fue madurando la idea en la cabeza hasta que una de las tantas tardes que se veían

 -Flor de luna, no se como decirte, quizá lo tomes a mal, pero te piso me comprendas ¡Estoy enamorado de ti!. Ella se sorprendió y se fue corriendo.

¡Flor de Luna! – Empezó a gritar José – por favor no te vallas. Confía en mi.

Ella se detuvo más allá, asustada, José se acercó, ella temblaba, la tomo en sus brazos y con un beso selló todo el amor que sentía por Flor de Luna.

 Y así fue como le  declaró su amor.  Ella no podía creer que el profesor de la comunidad esté enamorada de ella y después de cierto tiempo aceptó dicho compromiso.

Cuando le avisó a su madre sobre el paso que estaba dando,  ella le dijo.

–       y quien es ella –

–       es de la comunidad – Ella hizo un gesto de desagrado

–       Espero que sea un simple enamoramiento José, no creo que estés pensando en algo serio, tu eres un profesor y ella, no la conozco, pero seguro  que no tiene ni educación-+

El agachó la cabeza y solamente atino a sonreír, como restándole importancia por afuera, porque por dentro sentía que la amaba a Flor.

Los padres de Flor se enteraron y el joven habló con ellos y les dijo lo que pensaba hacer pero los padres le contaron que Flor no era una mujer educada y que iba a ser imposible que se acostumbre en la ciudad. Por la que él asumió toda responsabilidad, que trataría de convencerla para que todo vaya bien.  Y así fue, meses después se casaron por lo civil en la comunidad pero la madre de José no sabía.  Él la llevó a la casa de su madre y de paso para que la cuide, pero para ella, era Flor simplemente una empleada. José se ausentaba toda la semana porque iba a dictar clases al colegio de BELLO SOL y volvía los sábados solamente. Para Flor ,era un tanto extraño que José no cumpla con sus reales deberes de esposo, porque inclusive dormían en  cuartos separados y el trato era como de dos buenos amigos nada más. Todo era porque él no quería que se entere que su madre que Flor era su esposa. Los días fueron pasando pero  para Flor se hizo insoportable vivir así, era como dos extraños en la casa, el guardaba las  apariencia  y a ella le dolía en el alma. A pesar de tantos problemas,  de pronto Flor se dio cuenta que estaba en cinta y en lugar de darle alegría, fue tanta su angustia que no aguantó mas y le dijo toda la verdad José. Él se alegró por tal hecho y agradeció al cielo y le prometió buscar una salida de una vez por todas.

Por esta razón le contaron toda la verdad a la mamá y después de tremenda discusión salieron de la casa con dirección al pueblo de donde procedía la chica y buscaron un lugar donde vivir. Pero la separación de su madre y el tener que afrontar una nueva situación, les chocó tanto que entraron en una depresión terrible, tanto así, que ella no comía, él tampoco. Cada día estaban más delgados y era porque el sufría por su madre y ella sufría por José al verlo en esa situación y ella se echaba la culpa así mismo de los momentos que estaban viviendo; cuando no hacia ni un año que se habían jurado amor eterno. Para ella  esa forma de vida se le hizo insoportable, y en un rato de locura decidió quitarse la vida e ingirió una fuerte dosis de  insecticida cuando se encontraba sola en casa. Cuando ya empezaban hacer efecto el mortal veneno llegó José de la calle y al ver ese cuadro de terror, perdió todo el control de si mismo y al ver que su amada expiraba, tomo del resto de la copa el horrible contenido y abrazándose al cuerpo inerte de su esposa, entre estertores de dolor, en su mismo lecho que un día los unió, ambos encontraron la muerte.

El trágico hecho fue muy comentado en la población y se llegó a saber la verdad de tal desenlace y con el paso de los años se le ha revestido al suceso de profundo misterio y hasta hay quienes afirman que cuando llega la fecha del suicidio, de la vivienda donde vivieron José y Flor de Luna, se escucha unos horribles gritos, tan igual como cuando se le iba a la vida a los jóvenes amantes. Los que tiene “ojos de ver y oír” se persignan religiosamente ante la cruz y la peaña que hay al frente de la vivienda  ante el extraño bullicio y piden por las almas de los finados y que Dios lo acoja en su gloria por toda una eternidad.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *