CUANDO NO HAY SANGRE EN LA CARA

Cuando el cinismo hace carne en el ser humano, la persona pierde la vergüenza y lo que para otros es delito, para él es lo más común y corriente y camina por las calles de siempre muy orondo como si viniera de una fiesta donde ha sido homenajeado.

Muy felices desarrollan su existencia como si el lío no es con ellos. Mientras el pueblo los señala con el dedo acusador como crítica a su ineficiencia y acusación inoportuna a los de su misma raza. Con el no es el pleito y hasta le causa extrañeza tanta indecencia, falta de personalidad y venta de conciencia que es lo que predomina en el ambiente donde no hay gobernabilidad. Se han acostumbrado a vivir a la sombra del poderoso y ante él, basado en su trono de oro, se arrodilla,  le pone alfombras y le aplaude hasta sus propios errores. Sabe muy bien lo que el pueblo piensa de él, conoce que su actitud está en contra de los intereses de la colectividad por hacer eco de la mentira que emana del que fue elegido por el voto popular pero que por su incapacidad, solo levanta la mano cuando hay votación, pero a pesar de ello se da un aire de eminencia, cuando toda la vida han sido eternos negociantes de su silencio. Se aprovechan de todo lo que esta a la mano y como si mañana fuera el fin del mundo, no dejan pasar una y le sacan  beneficio a todo lo que encuentran a su paso. Es que en cualquier momento, se  quedan sin piso y jamás tendrán un puesto de esa categoría porque no supieron cumplir con los postulados del pueblo. Esto ocurre en cualquier parte del mundo, pero lo que da rabia es que aún existan seres inconcientes que en lugar de ser los rectores del devenir patrio, se vuelven contrarios con los hermanos que tienen un mismo origen.  Por ello es necesario una mayor concientización de tal manera que nadie se vuelva un verdugo de los que comparten el mismo trozo de tierra que sirve demorada universal. De nada sirve querer acaparar todos los puestos de trabajo, riquezas y bienes, sin tener necesidades apremiantes. Hay que compartir con  los que  circundan nuestra existencia sin discriminar a nadie, porque todos tienen derecho a gozar de los beneficios que nos da la natura. Nadie puede ser explotador de sus semejantes. Todos tienen el mismo derecho sobre la faz terrenal. Sobre esa visión, debe girar el mundo y la mente de los hombres y edificar su futuro basado en leyes claras y trasparentes y no con los tentáculos de la cruel ignominia que solamente depara corrupción, fracaso y abandono en la sociedad. Somos pasajeros en esta existencia terrenal, por lo tanto; no hay que desvivirse por tapar con una mentira lo que de lejos se nota que es verdad. Nada se  gana; lo único que se consigue es una crítica sin cuartel  que nunca va a acabar. Es que se puede terminar el período gubernamental pero no se olvidan los pasos nefastos que llevaron al pueblo a su debacle total. En eso se debe pensar y cuando culmine su reinado y sean como cualquier persona de la calle ¿qué va a pasar? Vivirán criticados por varias generaciones por sus exabruptos porque esos mandatos no son eternos, tiene una fecha de término y considero que no es halagador sobre todo para la familia, una opinión denigrante de la persona que hizo daño a la comunidad. Jamás se debe olvidar que ningún delito se queda impune. Todo se paga en la vida, por lo tanto no hay que andar con tanto brinco que nadie está libre de nada. Ojalá que esta articulo sirva de reflexión y que todos  a una sola voz encaminen sus rumbos hacia parajes de ventura y vuelva la calma a la sociedad por siempre y todos puedan lograr  sus más caros anhelos y no sean desplazados por la vil desigualdad que agobia a las ciudades peruanas y que es la causa del atraso de los grupos humanos, en razón que solo unos tienen acceso a la felicidad y los demás no importa que poco a poco queden en el desamparo o tengan una vida trunca mientras a su alrededor hay campanas de fiesta por la inequidad existente.

 

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