LA REFLEXIÓN DE FIN DE AÑO

LA REFLEXIÓN DE FIN DE AÑO

Ya se aleja Navidad, se acaba el año y los  únicos que miraron esa fecha con esperanzas, fueron los niños, que por su blanca inocencia les permite soñar despiertos y mirar el futuro lleno de esperanzas a través de la magia de un juguete novedoso. Más los demás inquilinos en tránsito por este mundo de DIOS, debido a una total desigualdad de ingresos, de posiciones sociales y oportunidades laborales, para algunos es incierto el panorama mientras que para otros es una fecha de singular regocijo. Es que hasta la fiera más salvaje tiene su momento de saborear la presa más apetecible. Es que el hambre a todos les llega por igual. Unos comen para vivir. Otros comen para explotar.

Hay quienes para comprar un panetón, regatean media hora y al final terminan comprando uno barato de dudosa procedencia, mientras los favorecidos por la fortuna eligen marcas y hasta los compran por cajas. Todo es desigual como la estatura de la humanidad existente. De este tremendo desfase, el más culpable es el hombre. El mismo hace sus leyes, genera proyectos, visualiza el devenir. Más que no vengan después que todo ocurre por la crisis es mundial y que hay países en peores situaciones. Puede que los haya pero no con las bondades naturales que tiene esta grandiosa nación. Todo depende de la muñeca con la cual se maneje la situación. El que muestra destreza en el timón, es capaz de vaticinar rumbos de ventura en un mañana próximo. Pero si el que está al frente del equipo solamente ve la suya y de su entorno, no se llega a ninguna parte. Al contrario, el camino hacia al abismo se muestra provocante con su aureola de fantasía. En virtud a lo expuesto, la solución  a los problemas nacionales, no está en cómo adquirir más riquezas sino en cómo distribuir lo poco que tenemos. Es que la bonanza económica no se logra de la noche a la mañana, es un proceso que cuesta sudor y lágrimas.

Por eso mientras se busca la forma más adecuada de acuerdo a nuestra idiosincrasia, se impone el compartir las prominencias del presente para diseñar un  porvenir  en unidad y hacia un mismo objetivo. Pero el asunto se torna no tan optimista ya que hay muchos pareceres. Unos quieren vivir sin hacer nada, otros quieren solamente para sí mismo y el desacuerdo está a la orden del día. Ante esta divergencia de pareceres se impone más conciencia  e identidad con la causa nacional y bajo un mismo ideal ir diseñado la patria que necesitamos que tanto se quiere y así poder darnos un fuerte abrazo y desearnos desde el fondo del alma, parabienes a fines de diciembre con la seguridad que el año que viene será mejor.

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