CON MAS VISIÓN DE FUTURO

CON MAS VISIÓN DE FUTURO

En estos momentos en que lo que impera es la crisis en todas las esferas sociales porque si no es la económica, es la moral.

El caso es que de algo se adolece y no se vislumbra por ninguna parte la paz social. Especialmente la juventud busca modelos, figuras que le sirva de paradigmas a quien seguir, emular, tomar sus pensamientos como ruta de vida. En esta búsqueda de ser o no ser, se debe observar el panorama y meditar bien antes de tomar alguna alternativa de preferencia o guía. En la actualidad hay muchos que corren la voz a cada instante que son líderes e invocan a continuar sus pasos, pero hay que pensar bien antes de obedecer a sus postulados. Acerca del líder, se ha dicho mucho, pero de acuerdo a mi concepto personal, es la persona creativa, innovadora, solidaria y desprendida con visión planetaria, que inspira confianza a través de su trayectoria y obras.

Pero valgan verdades, son pocos los que tienen esas cualidades. Una gran parte de personas que llegan a ocupar altos puestos en el sector público y privado, cuando realiza alguna actividad de no tanta relevancia y la gente empieza a seguirlo, de inmediato se cataloga como un guía de polendas. Ante este adalid, hay que analizarlo varias veces porque no se puede elevar a la cima del estrellato así no más por así, como si lo que hace fuera sobrenatural, cuando para hacer eso, le pagan su sueldo. Ahora, si realiza alguna gestión que rompe esquemas por su trascendencia, hay que quitarse el sombrero. Si no es así, no merece el aplauso multitudinario porque lo que está ejecutando es de rutina y lo único que se gana es el aprecio y la aprobación a su labor desempeñada. En este caso, más que nada, es la juventud quien tiene que pisar bien tierra para distinguir lo que es un baluarte de promisiones y un falso profeta de los que no faltan. Más no es recomendable que en la acción de moldes a seguir intervenga el fanatismo o el interés particular.

De ser así, la persona se convierte en promotor de una cruzada o ideología de lo que nunca va a ser. Porque todo tiene su tiempo y si no actualiza sus cuadros y pensamientos, está fuera de foco, pero si aún sigue vendiendo fantasías, ya huele a interés desmedido. No se puede ser fiel seguidor de lo que no se conoce o de lo que no se tiene vocación. No se puede enarbolar una bandera por que alguien me dijo, me invitó, o por seguir la corriente al que está de moda. Hay que tener convicción y no ser un simple continuador porque hay de por medio alguna dádiva o favor que de alguna manera conviene. Hay tiempo para todo y no hay porque apresurar las cosas. La etapa de adquirir conocimientos debe ser impostergable, luego ya con cierta madurez, emprender la gran aventura de dejar huellas para la posteridad. Más antes, bien puede ser la nube que oscurezca su futuro por querer correr sin saber andar, o querer volar sin tener alas. En vez de ello, en lugar de tratar de imitar a lo que es humo vano, hay que desarrollar facultades mentales al máximo y así como admiramos a los grandes hombres que engalanaron la historia con su talento. Porque no tratamos que nos admiren a nosotros por lo mismo, si no nos falta nada. Todos somos iguales. El talento reside en todas las partes del mundo. De ser así, tendremos en esta faz roja blanca nuevos Mariáteguis, Porras, Basadres, Tellos, Vallejos, Arguedas, etc. De lo contrario seguiremos admirando a ídolos de papel y en lugar de avanzar retrocederemos indeteniblemente y ese no es el rol de la juventud. Hay que romper las cadenas de los sistemas obsoletos, ignorar a los que le niegan a la patria el derecho a ser feliz, acallar al farsante que pregona bienestar rodeado de de viejas glorias especialistas en falsas promesas y emprender por la senda venturosa del gran cambio mostrando como armas, las bondades del alma y un espíritu emprendedor.

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