CONDENADOS A SU SUERTE

Nuestra patria en sus mágicas regiones, aparte de valores consagrados, cuenta con todo un ejército de jóvenes que practican el arte integral, llámese canto, poesía, danza, instrumentación, mimo y  toda manifestación artística.

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Son precoces representantes con un innatismo tan sobresaliente que despiertan las ansias de vivir y dar gracias a  DIOS por tan natural derroche de virtudes que hacen gala ante un público muchas veces indiferente a las manifestaciones espirituales. En realidad, este capital humano casi nunca cristaliza sus ideales porque no haya en su entorno el clima suficiente como para desarrollar aún más sus facultades artísticas y contribuir al patrimonio cultural de la humanidad. Lo que sucede es que el artista está solo contra el mundo y si progresa es porque DIOS es grande. La ley del Artista, del Libro, como otras, existe pero no se aplican en su real dimensión. Muchos se llenan la boca enfocando el estancamiento del sector artístico y prometen su renacimiento en época electorales, pero pasa el tiempo y todo sigue igual. Por eso es que el precoz artista prefiere dedicarse a otra cosa y se pierde en el anonimato lo que pudo ser un gran artista que nos haga olvidar por un instante los aciagos momentos que se vive por una desigualdad de raíces antiguas y  adrede. Es que los concursos regionales y nacionales de carácter artístico que servían de motivación por parte de entidades culturales del estado, hacen muchos años que no se realizan. Lo que deja muy en claro que no hay una política cultural que sirva de aliento al artista en potencia. En este sentido, hay que tener en cuenta que el hombre no solamente cimenta su identidad y eleva su espiritualidad con la puesta en valor de antiguas construcciones de nuestro hermoso pasado, o lo que la furia de la naturaleza ha destruido, tiene la misma importancia los efluvios creativos artísticos de toda una generación. Del equilibrio en cuanto al uso de los presupuestos del estado sin olvidar el capital artístico humano, que es una fuerza viva de inspiración, depende el avance cultural de  un país como el nuestro que debe llevar paralelamente el progreso espiritual y material. Ante esta realidad cabe recordar la frase que “algunos compran en el mercado con dinero y otros compran con una sonrisa”. Por esta razón de las gestiones que se hagan ante las instituciones pertinentes de parte de personas comprometidas con este segmento importante en el devenir patrio, depende que no se le hiera de muerte a toda una niñez y juventud con ansias de mostrar sus bondades no tan visibles al común de las personas. De los adultos, valgan verdades, no me refiero con esperanzas porque este sector agoniza irremediablemente junto a su talento sin esperanzas de eternizar su creatividad. Por el bien de los artistas que ven pasar los años sumido a su discriminación, ya es tiempo que se valore sus acciones, se les catalogue como tal y específicamente, todas  las ciudades peruanas tenga la oportunidad de ver teatro, cine, conciertos de música clásica, recitales poéticos, ballet, muestras fotográficas, pictóricas con bastante regularidad. Sólo así, la violencia, el descontento, el negativismo,  pasará asegundo plano y empezará a florecer el optimismo con su mejor color. De lo contrario, todo pueblo que no tiene artistas está condenado al fracaso porque las matemáticas con la lingüística no lo hace todo. El hombre es una unidad divina que necesita de la belleza en su máxima expresión para vivir en paz.

 

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