DIALOGANDO CON EL VIENTO

Un 10 de agosto del 2003 en la ciudad de Lima y en la casa – taller del artista plástico Oswaldo Higuchi Onaka, se reunieron un grupo de decimistas peruanos.

Encabezados por el investigador de la décima Lic. Cesar Huapaya Amado, en la que estuvo presente Cristian Colana Arias, poeta y escritor de Moquegua y   decidieron por unanimidad declarar esta fecha como el DÍA DE LA DÉCIMA PERUANA, en homenaje al nacimiento de Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso, el poeta mártir quien también cultivó esta forma estrófica de trascendencia Iberoamericana. El objetivo de la creación de esta magna fecha es para valorar,  reconocerlos, rendirles homenaje y colocarlos en el umbral que se merecen, a todos aquellos artistas del verbo, que muchas veces anónimamente marginados, despreciados, minimizados, azotados por la indiferencia, ingratitud e incomprensión del ámbito circundante, crean toda una gama de versos rimados y en ellos trasmiten una humana realidad de su vertiente divinal que recibe el soplo cósmico del universo.

Reafirmo este postulado, por  que aún existen – felizmente una minoría- y piensan que solamente lo académico tiene valor de ser considerado como un aporte cognoscitivo de calidad para la sociedad. Claro, según el origen y la  aplicación del saber, tienen suficiente razón, pero no deben olvidar que en el arte integral no hay lo popular, generalmente el innatismo tiene un lugar preponderante en ciertos seres bendecidos por la providencia, que les depara excelente producción de las veneros sublimes de realización por efluvio de una dimensión superior y  que llenan al alma de gozo con  la musicalidad de sus expresiones. Si se da una mirada al panorama cultural, sin preferencias premeditadas, sin fanatismos inoportunos, ni partidarismos ocasionales; lo que en esta oportunidad reflexiono en voz alta, tiene bastante credibilidad. De tal manera que al llegar este aniversario, que como muchos otros,  pasa inadvertido; es preciso ir forjando conciencia ciudadana, de tal manera que poco a poco se le brinde el sitial que le corresponde a los latidos del corazón vengan de donde vengan, sin ninguna discriminación porque el arte no tiene región ni país. Es patrimonio cultural de humanidad. Es una manifestación de genialidad sin límites y va más allá de las clases sociales, razas, credos, orígenes, etc., es arte y punto y es que sólo tiene validez lo que deja huellas para la posteridad, el resto que trata inútilmente de demostrar creatividad en esta rama, por intereses creados, solamente son flores de un día que un tiempo dan perfume y después se marchitan para siempre, o de lo contrario no pasan de ser coordinadores de la casualidad, de lo que no saben hacer, ni sabrán tampoco porque el talento no se compra en el mercado.

La décima, a pesar de  su origen ibérico, es parte de la tradición peruana porque viene desde 1591, aunque otros afirman que viene de más atrás. Lo que si es muy  cierto es que tiene 420 años con nosotros y a través de la historia se ha contando con excelentes cultores como los hay en el momento actual. Por esta ineludible razón, sin estar en contra de un crecimiento y desarrollo sostenible que nos da comodidad; en pos de más espiritualidad, es deber de cada uno de nosotros, cultivarlo con amor, difundirlo con avidez, promocionarlo sin descanso, enriquecerlo con fecundo intelecto y cuidarlo con afecto porque simboliza peruanidad. Es que si nos acompaña desde viejas edades, ya se ganó un lugar en las entrañas roja y blanca del ser y no debe morir porque es parte de nuestra identidad  y es el fértil resplandor que nos proyecta hacia el mañana y por ser reflejo de sapiencia,  nos da las fuerzas para conseguir el bienestar general y mirar el futuro con el color de la esperanza.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *